Meditar no solo te aportará herramientas para lidiar con el insomnio, el estrés o la ansiedad, sino que te ayudará a salir de esos estados mentales tan nocivos a los que nos lleva la excesiva preocupación, la sensación de insatisfacción constante o esa insistente búsqueda de la perfección.
Sentarte a observar tu respiración te llevará a corregir primeramente tu postura física, relajando tu cuerpo para que notes las tensiones musculares que cargas a diario y puedas soltarlas poco a poco, mientras vas desarrollando una práctica consciente del acto de respirar, centrando toda tu atención en el momento presente, aceptándolo tal como es, e inspirándote en ese flujo constante de energía vital que reciben todas tus células con cada inhalación.
Atención Plena. A través de la respiración consciente vamos centrando la atención en el ahora y aquí.
Unos cuantos minutos contribuirán eficazmente a darle un verdadero descanso al cerebro y al cuerpo, de modo que luego de meditar te sentirás aún más despierta o despierto de lo que llegaste a la sesión. Tu capacidad pulmonar y la claridad mental también se verán altamente beneficiadas, pues te estoy hablando de una práctica ancestral de autoconocimiento que nos propone cultivar la salud mental, física, emocional y espiritual, nutriéndonos de amor propio, tranquilidad y paz interior, haciéndonos conscientes de todo lo que podemos dejar ir con la exhalación.
En las sesiones practicamos respiraciones conscientes, relajamos el cuerpo y en silencio observamos sin juzgar los pensamientos de la mente, soltamos el peso de los huesos, dejamos ir preocupaciones y emociones negativas, mientras que, poco a poco, nos vamos sintonizando con la energía vital, con el silencio del corazón y la felicidad interna.
Escríbeme para más información sobre las sesiones personalizadas y grupales, para que incluyas esta maravillosa práctica en tu estilo de vida.
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