Ensayo Argumentativo Profesora Iris Lizana Casafranca
Durante la lucha armada en México entre los años – 1910 a 1920 – la inestabilidad y el caos reinaban en todos los ámbitos del país. Más fue evidente que por un lado facilito el despertar de la conciencia Mexicana, se crearon las condiciones idóneas para el desarrollo artístico que demandaba la realidad de la nación.
En plena lucha, los estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes ENBA, se levantaron en huelga contra los métodos de enseñanza que imperaban en dicha institución (1911), y de este hecho se logró fundar la primera Escuela de Pintura al Aire Libre, llamada Santa Anita o Barbizón(1913).
José Vasconcelos, en aquel entonces (1920-1924), Rector de la Universidad de México, promovió la creación de la Secretaría de Educación Pública, que incluía el Departamento de Bellas Artes y el de Educación y Cultura para la Raza Indígena. Ya como titular de la nueva dependencia, Vasconcelos, según palabras del historiador Daniel Cosío Villegas: "[...] personificaba las aspiraciones educativas de la Revolución como ningún hombre llegó a encarnar." Por primera vez en la historia nacional, la educación no fue entendida como exclusiva de una clase social, sino como un derecho, y como una necesidad de un pueblo , de un País, este deseo se vio reflejado no solo en el ámbito educativo, sino en la cultura en general. Vasconcelos fue el promotor del movimiento muralista mexicano, asimismo se abrieron bibliotecas fijas e itinerantes, y dispuso la compra de miles de libros clásicos, los cuales se obsequiaron a toda la población.
Al término de la guerra, luego de diez años de sacrificada lucha, el pueblo, esperaba no solo pan con libertad, el pan que representaba la tierra de la cuales estuvieron desposeídos, también querían educación, escuelas en los pueblos y en cada rincón de México. Que cada uno de los mexicanos fuera un estudiante, especialmente aquellos a quienes se les había negado la oportunidad de estudiar, los indígenas y los pobres o desposeídos. El 72% de la población era analfabeta.
Una opción dentro de la academia
La creación de la Escuela de Pintura al Aire libre, dependiente de la Escuela Nacional de Bellas Artes, tuvo como finalidad abrir nuevos espacios de creación, artística libre, sin ataduras netamente académicas, creadas como espacios de libre expresión y desarrollo para los estudiantes, sustentada aquellas ideas con teorías pedagógicas avanzadas para la época.
Escuela de Pintura al Aire Libre de Chimalistac
La segunda Escuela de Pintura al Aire Libre fue fundada también por Ramos Martínez, a mediados de 1920, en el barrio de Chimalistac, al sur de la capital del país. Su creación tuvo en principio el mismo fin pedagógico que la de Santa Anita: desligarse de los métodos de enseñanza académica e implantar una corriente artística alternativa en la que las tendencias cromáticas y formales del impresionismo fueron las constantes. Los productos de esta institución educativa se dieron a conocer apenas transcurridos unos cuantos meses de actividades. Toda obra desarrollada estaba llena de color y luz resplandeciente, obras originales con temas propios, los alumnos contaban con apoyo total en cuanto a los materiales, se alimentación y un lugar donde vivir.
Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacán
Paulatinamente la escuela de Coyoacán se fue plasmando una temática más amplia variada y sentida, fuera de los paisajes, el indígena mismo fue a ser modelo de inspiración con su indumentaria característica: el calzón blanco, los huaraches, el sombrero de palma y la tez morena; surgió envuelto en matices de centellantes pinceladas cortas, como emblema de la nacionalidad mexicana y del momento posrevolucionario que se vivía y toda actividad del campo paso a ser ente motivador de creación pictórica. enriquecidas con un colorido brillante y entonaciones alejadas de los tenues matices impresionistas. De esta forma, se fue gestando una propuesta plástica propia y los paisajes mexicanos impregnados de una vibrante gama colorís tica que aludía a las nopaleras, los maizales y volcanes.
Escuela de Pintura al Aire Libre de Churubusco
Luego de tres años la escuela de Coyoacan se traslada a Churubusco. La nueva escuela de Churubusco se conformaba en su mayoría por señoritas de la clase media mexicana. En ella, su director, Alfredo Ramos Martínez, impulsó el sentir anti academicista en cuanto a los estudios y también promovió el recurso impresionista en las formas, sin embargo, dado el momento que se vivía, esto resultó insuficiente: había que imprimir un nuevo giro a la institución que diera cuenta de las inquietudes nacionalistas. Fue quizá por estas razones que se convirtió en la punta de lanza para que el director del plantel y el secretario de Educación Pública hicieran hincapié en que, además de encabezar el llamado arte anti academicista, debía dar cabida a niños indígenas que habitaban los barrios aledaños de la ciudad, con el fin que se compenetraran de las formas artísticas y desarrollaran un arte propio.
Nuevos derroteros: Escuelas de Pintura al Aire Libre en Xochimilco, Tlalpan y Villa de Guadalupe
Los alumnos que ingresaron provenían en su mayoría del sector campesino de la ciudad. Así, el ideal vasconcelista sobre la elegía de la raza aborigen encontró suelo fértil para canalizar una ideología indigenista que se apoyaría en la labor de estas escuelas. De aquí que pueda comprenderse el porqué de los planteamientos de Alfredo Ramos Martínez al señalar que el espíritu que creó el ánima de estas instituciones se sustentaba en la premisa de aprovechar la capacidad artística natural del niño, que se acrecentaba según su proporción de sangre indígena, al tiempo que aseguraba: "[...] mientras más pura es la Raza mayor fuerza tiene su producción". Este lema no sólo fue abanderado por Ramos Martínez sino que el psicólogo y pedagogo francés Jean Janet, quien conoció la obra de los niños mexicanos en una visita que realizó a nuestro país, agregó: "[...] esta raza de ustedes, de México, tiene en potencia, en embrión, las facultades artísticas más elevadas".
Las Escuelas de Acción, como también se les conoció, se caracterizaron por el hecho de admitir a niños que 9 y 15 años de edad, no había limitaciones para su ingreso y al alumno se le dejaba en constante libertad para que desarrollara su obra. También se le proporcionaba un lugar desde el cual pintar y se le daban los útiles indispensables. En cuanto a la intervención, del maestro se reducía a vigilar su ejecución y a "no dejar nunca al alumno desviarse de sí mismo por ninguna influencia pictórica extraña".
Se ha cumplido ya 100 años de aquella experiencia, la cual surgió del dolor del deseo profundo de una nación de querer no solo pan con libertad, sino tener los naturales y básicos derechos, que tiene todo ser humano, derecho a la dignidad, que se traduce en la igualdad de oportunidades, en la oportunidad a la educación, de poder crear, sentir, participar, entender y comprender, poder escribir, pensamientos propios, poder leer lo que otros opinan, poder plasmar emociones en el papel, en el lienzo, en el muro, en el aire a través del canto, de la música, de la melodía, poder trazar un movimiento en el aire a través de la danza del baile, del ritual, y de las costumbres poder ser capaces de elegir, sin límites, ni limitaciones aquello que como hombres libres tenemos derecho, poder ser parte de un mundo, que se abre como una sola casa, como un solo lugar, como un solo hogar